Familiares y amigos de surfistas extranjeros están con ‘el corazón roto’ por su asesinato

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Lo que se esperaba que fuera un viaje de aventuras se convirtió en una tragedia tras encontrar a los extranjeros Callum y Jake muertos por un disparo.

Las autoridades confirmaron que Callum y Jake de 33 y 30 años fueron encontrados muertos con un disparo.

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Los surfistas australianos que habían desaparecido en territorio mexicano, Callum y Jake Robinson, junto con su amigo estadounidense Jack Carter Rhoad, fueron encontrados muertos en Baja California.

El día domingo, la Fiscalía informó que los cuerpos de los extranjeros son de los surfistas que desaparecieron días antes y los familiares y amigos expresaron su tristeza por la noticia.

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“Con gran pesar compartimos la noticia del fallecimiento de nuestro querido compañero de equipo y amigo, Callum Robinson”, dijo el equipo universitario de Callum, Stevenson University Crossover.

“Desde sus días llevándonos a la victoria en el campo hasta su inquebrantable compromiso con la excelencia académica, Callum fue una verdadera inspiración para todos nosotros”, señaló el club.

Sin embargo, el equipo dijo que  “Callum será recordado por su espíritu contagioso y su personalidad fuera de lo común. Con su precioso pelo largo y su encantadora sonrisa, encarnaba a la perfección el apodo de ‘gran koala’: cariñoso, amable y siempre dispuesto a echar una mano” y aseguró que aunque no esté, su legado va a vivir por siempre en sus corazones.

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Familiares y amigos de Callum y Jake hablan

La novia de Callum, Emily Horwath, estadounidense que vive en San Diego donde él jugaba Lacrosse profesional, dijo estar devastada en sus publicaciones.

“Mi corazón está roto en un millón de pedazos”, dijo. “Eres único. Te querré siempre”.

El hermano de Callum, Jake, era médico y salió de Australia hace dos semanas para ir con él al festival de música Coachella en California antes de cruzar la frontera de San Diego y surfear a México con Jack, dijo el diario Sidney Morning Herald.

Tras volver a Australia, Jake debía tomar un puesto en un hospital de Geelong en Victoria.

“No puedo dejar de pensar en ti, en tu sonrisa, en tu risa, en tu amabilidad”, dijo Jenny Nguy, amiga de Jake. “No puedo dejar de llorar pensando en cómo se sienten tus padres ahora mismo. Tenías un futuro brillante”.

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