Revolucionada su conciencia por el humanismo cuatrotero y en su sádico papel de comisario, el titular de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, Pablo Gómez, cometió la marranada de exponer la seguridad personal de algunos colaboradores de Latinus y la de sus familias.
Mientras daba detalles de la “investigación penal” contra la empresa en que trabajan quienes llamó “enemigos”, en la pantalla de la mañanera exhibió antier los nombres y supuestas percepciones de Carlos Loret, Lorenzo Córdova, Denise Dresser, Ases Producciones (Víctor Trujillo, Brozo), María Scherer Ibarra, Fernando del Collado, Jesús Silva Herzog, Guillermo Sheridan, Producciones Artísticas Rebel Rebel, Paulina Victoria María Trujillo y Bárbara de Regil, en descarada violación de la Ley Federal de Datos Personales.
“La denuncia que presentó la UIF hace años contra Latinus no lleva incluido ningún periodista. No se trata de persecuciones, mucho menos contra personas que se tiene la connotación de ser enemigos jurados del gobierno”, mintió, porque “el gobierno no lucha contra la difamación y la calumnia a través de medios judiciales”.
No. A quienes imagina que calumnian y difaman solo los coloca en el cadalso presidencial.
La nueva vileza gubernamental ocurrió cuando Ciro Gómez Leyva y Epigmenio Ibarra conversaban en Radio Fórmula y fue inevitable que discutieran.
Recupero un ilustrativo cruce de neuronas:
—Fue muy claro Pablo Gómez —elogió el activista.
—Desde el poder para estigmatizarlos, reducirlos a que son unos calumniadores, desde el poder —deploró el periodista.
—No, Ciro: una cosa muy distinta es hacer periodismo, investigaciones reales, y otra productos de espionaje policiaco que no tienen sustento.
—¿Sin sustento según quién?, ¡según el poder!”.
—De lo que se trata es de manchar, de inducir.
—¡Es lo que ha hecho el gobierno seis años!: manchar todo el tiempo, denigrar, demeritar.
—Tú tampoco has cambiado. ¡El país cambia y tú no!
—¿En qué tenemos que cambiar? Tú dices “Un calumniador connotadísimo”. ¡Según el poder, según ustedes, según propagandistas del poder como tú!
—Ah, ahora soy propagandista.
—¡Claro, por supuesto! Claro que sí.
—¿Sabes quién soy yo?, un ciudadano.
—Sí sí sí. Y vienes desde el poder a acusar a un periodista de “calumniador”. Desde el poder, desde Palacio Nacional, Epigmenio.
—¿Entonces tú piensas que Carlos Loret es
un periodista?
—¡Es un periodista!
—Pues qué bajos estándares del periodismo tienes.
—¡Ah!, gracias, gracias por juzgar mi trabajo.
—Con qué poco te conformas.
–No me conformo. Él hace su trabajo, pero, cuando desde el poder, desde el Palacio Nacional, desde la Unidad de Inteligencia Financiera, desde el aparato de propaganda del poder que acaba de ganar arrolladoramente unas elecciones hablan de un periodista acusándolo de calumniador, ¡qué tristeza”.
Concluido el duelo, el propagandista posteó que fue “rabiosa e irracional la defensa” de Ciro y después el mensaje, cobardemente, lo borró…
CON INFORMACIÓN DE MILENIO