Antier Dante Delgado, el dirigente y dueño del partido Movimiento Ciudadano, ofreció una conferencia de prensa. Bueno, más bien dio un discurso porque -enojado con los medios de comunicación- no permitió que los reporteros le hicieran preguntas. Quería posicionar un mensaje: MC tuvo más votos que Morena. Ridículo y mentiroso. Hace un truco numérico simplón que hasta pena da aclarar: sólo cuenta los votos que Morena tuvo en los 40 distritos donde compitió sin alianza, y no le cuenta los votos de los 260 distritos en los que fue en coalición con PT y Verde. Ha de pensar que la gente es tonta.
Dante Delgado no necesita niñerías así. Acertó en muchas de las cosas que planteó como parte de su campaña:
1.- Cuando recibió presiones para integrarse a la alianza opositora, dejó muy claro que “con el PRI ni a la esquina”. No tenía bronca con el PAN ni con el PRD. No quería al PRI de Alejandro “Alito” Moreno, y “Alito” tampoco lo quería a él. Era desagrado mutuo. Tenía razón en que la alianza era PAN-MC. El PRI y MC sacaron los mismos votos (cerca de seis millones y medio), pero la alianza opositora tuvo que pagar el costoso peaje de llevar al PRI en el equipaje. El PRI sigue siendo el partido peor evaluado de México, al que el público asocia a los peores males del país. El PRI, que le iba a aportar nueve millones de votos a la alianza, sólo le aportó seis millones. 30% menos. Las estructuras políticas que tanto presumía el PRI hoy están en Morena. Y en cambio, muchos ciudadanos no pudieron superar el “asco” de votar por un PRI al que tanto rechazaron en el pasado y que no daba muestras de reforma ni acto de contrición. El costo lo pagó Xóchitl Gálvez.
2.- Dante no se equivocó con Samuel García. En los años 2022 y 2023, con muchos interlocutores, cuando se barajaban en privado nombres de posibles candidatos presidenciales, hablaba de Colosio junior, de Alfaro, pero cerraba la puerta a Samuel. No le gustaba. Si bien los diez días de Samuel como candidato presidencial de MC fueron un fenómeno mediático muy prometedor, al bajarse de la contienda exhibió sus vulnerabilidades: no tuvo la habilidad política para negociar con el PRIAN de Nuevo León, exhibió que tenía miedo de que le revisaran sus cuentas en el Gobierno y en la recta final de la campaña, sus escándalos financieros terminaron por sepultarlo: Samuel no pudo ni que ganara su esposa. Implosión.
3.- Dante se imaginó a MC como una bisagra en el Congreso ante un país polarizado. Si bien falló el cálculo de que el oficialismo y la oposición estarían parejos en legisladores, no falló la apuesta de fondo: los cinco o seis senadores de MC definirán si pasan las reformas constitucionales… o no. ¿Mantendrán el dique opositor de contención al régimen? Si se entregan a Morena podrían capitalizarlo hasta económicamente (la vieja política de la nueva política, ya saben), aunque quedarían estigmatizados. En el pasado han flaqueado más los senadores del PRI que los de MC. Veremos si los odios que dejó la campaña pueden ser reparados para que voten juntos PAN, PRI y MC.
Esta condición le ofrece a MC una oportunidad política invaluable: sacudirse el estigma de esquirol. En la campaña presidencial, Dante Delgado también cometió errores. Trató de disfrazar de Samuel García a un político preparado y serio como Jorge Álvarez Máynez. No supo adaptar el tono de la campaña a las características de su candidato sustituto. Y luego priorizó los ataques contra Xóchitl Gálvez, haciéndole el servicio al obradorato. Y con eso, ni alcanzó los números que tenía Samuel, ni subió, ni sorprendió, ni emocionó, ni tercera vía. Nomás se ganó lo de esquirol.
CON INFORMACIÓN DE EL UNIVERSAL